lunes, 7 de marzo de 2011

II de "La estela del guerrero"



Se perfila un paisaje desolado

sucia la calle, un día de tiendas,

y hoy sólo los carteles colgando

de un ángulo que baila con el viento.

Compadezco a las sombras que habitan

los rincones orinados

de una vieja ciudad bombardeada.

Me atrapan desconchados los balcones

cristales que crujen a mi paso

es una mano invisible y atroz la que me arrastra

por las casas deshechas en escombros.

Helado clama el silencio

se escapa detrás de cada esquina

corre de un portal a un vertedero

de una alcantarilla a una terraza

y asaltan gritos anónimos

gemidos de niños asustados

una niebla sutil que aún pervive

entre árboles caídos y farolas.

Me saca a empujones de mi cama

el horror de este desánimo.

Me saca a empujones el guerrero

destripado en medio del camino

los brazos en cruz y el casco sin cabeza

ahora la ciudad es sólo polvo

ahora sólo escucho mi nombre

y no puedo negarme a esa llamada.

3 comentarios:

faustino lobato dijo...

Magníficos versos. Me han encantado. Enhorbuena poeta. Un abrazo. Tino

Mila dijo...

Gracias, Tino, por tu comentario.

Miguel Angel dijo...

A mi también me gusta mucho. Un abrazo.