viernes, 3 de marzo de 2017

La memoria encendida...presentación.




Esta tarde, viernes día 3 de marzo Eladio Méndez ha presentado su obra La memoria encendida editada por Amargord, el año pasado.
El texto de la presentación íntegro es como sigue:

            Gracias Eladio por permitirme presentar tu obra.

       A. Del autor y especialmente para los que no lo conocéis.-

            No vale la pena decir la edad que tiene porque pasado los cincuenta uno se encuentra en el ecuador de los beneficios de la experiencia (1957). Es obvio que reside en Mérida, al menos así lo conocemos todos. Importante decir que en su haber de activista literario está el haberse incorporado desde los años 80 a los colectivos y grupos culturales de la ciudad en la que vive: Babel, Ecos de papel, Poetas por la Paz, Asociación Cultural Gallos Quiebran Albores. De esta última es miembro fundador. A Eladio se le conoce como un poeta reivindicativo y asiduo por tanto a los encuentros de Voces del Extremo que organiza la Fundación Zenobia/ Juan Ramón Jiménez, en Moguer.

            Merece tener en cuenta su obras poéticas: “Arrullos” Caja Rural de Extremadura. 2008; (“3X3” Colección de poesía” de la Editora Regional de Extremadura. 2012; “La memoria encendida” editorial AMARGORD. 2016. 

            Se le puede leer en su participación en el libro Perro sin dueño II Concurso Internacional de Haiku; y en otras Antologías.

            La mayor parte de su obra es poética e inédita. Poemas para María, Corazón Convulso o Acroscopos son algunos de los proyectos finalizados que están esperando ver la luz.

            En 2011 obtuvo un Accésit en la X Edición del Premio de Poesía Experimental de la Diputación de Badajoz, con la obra titulada Mata Sellos.

            B. De la obra.-
            El poemario tiene tres partes separadas por unas citas literarias. Estas vienen a ser, más que como capítulos, como una ventana a través de la cual poder asomarse y ver la intencionalidad del autor.  Con ellas, como arranque, da la impresión que el autor ha querido darnos un mensaje entre líneas.

1.     La primera cita, de Antonio Orihuela, poeta de la conciencia, se dice. La poesía es un incendio/ no escribas, / arde en ella.

            Aquí, el poeta ha vertido trece poemas. Trece gestos que arden nombrando. Sí, arde el poema con la voz solidaria; con una patria ancha como la primavera (15); arde con la esperanza de los desamparados, arde al gritar nuestros propios nombres en la denuncia (16).  Así dice el yo literario. GRITO tu nombre donde la inocencia quedó destruida/…en el preciso instante…/ al cuchillo que violenta tu carne…

            SÍ, ARDEN LOS NOMBRES propios para cerrar heridas, para dibujar el alba, para masticar el amargo dolor, para compartir, para guardar abrazos, para arrancar miserias…Y así, en este arder, el poeta denuncia situaciones terribles como las  provocadas por aquellos que han querido borrar la memoria de los muertos en las cunetas… Una denuncia que recupera los nombres de los desaparecidos por una guerra cruel y fratricida. En estos nombres, dice el poeta, están todos los nombres, todas las identidades y en nosotros la prolongación de vuestra lucha (19). Volverá el poeta a insistir en esta denuncia con unos veros donde dirigiéndose a un interlocutor plural dirá, “es inútil que tratéis de ocultar sus huesos (cubriéndolos de olvido), de negar su evidencia (tras la palabra miedo), de esconder la injuria (cubriéndola de ausencia)” (24ss).
            De no arder o de no tener el ardor suficiente el poeta dice que nunca seríamos los escultores de la historia… (20)

            Este es el tono de esta primera parte donde arder es sinónimo de denunciar. Versos que no restan lirismo a la parte terrible de la visión social de la realidad. Así, el último poema de esta primera parte, anotará -como una metáfora universal –aquello que resta, que permanece, de sueños rotos sobre una playa:

            Una madres sin leche, una escuela arrasada; un anciano con miedo; un niño sin sangre
            Tan solo quedó/un lacónico destello en su ausente mirada/y moscas habitando la frontera ilusa de un párpado desnudo.

2.     En la segunda cita, de Gabriel Celaya, poeta de la república y fundador de la colección Norte de poesía se dice: Maldigo la poesía de quien no toma partido/ hasta mancharse.
            Quince poemas donde no solo se sigue denunciando lo injusto sino que se toma partido por el trabajador (proletario) (35 y 39), por lo sencillo pero digno apuntado en expresiones felices donde el yo literario dice: comprendí /que un pantalón remendado/y una camisa zurcida y limpia,/era el uniforme/que más me honraba. (37).

            Se toma partido porque un referente mayor lo tomó y a este se refiere el poeta con los verbos en presente, actualizando acciones pasadas:
            Mi padre es,…de esos niños que jugaban a ganarse la vida…aprendía solfeo empapado en sudor…jugaba a contar muertos…sus brazos son un cálido río… (36).

            Tomar partido como una forma de ser y de actuar que borra: las quimera de un dios omnipotente…el graznar de cuervos…la cruz de ceniza. En definitiva, tomar partido dejando a un lado rituales y formas aprendidas e impuestas /41). Tomar partido por los marginados: por sin papales, sin techo, a los que cita y convoca con el sello de Bukoswki, ese poeta del realismo sucio.

3.     En la tercera cita, de Nicanor Parra, el autor de la antipoesía, se dice: Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte.

            Aquí hay treinta seis poemas. Cada uno de ellos está lleno de emociones, de sensaciones de lo cotidiano. Poemas que no pierden el pulso reivindicativo de las dos partes anteriores.

            Siguiendo la traza de la cita, los pomas son un tanto antipoemas donde lo lírico no aparece y si los deseos y las reivindicaciones ante lo injusto. Un puñado de versos con guiños a diestra y siniestra, más a la izquierda que a la derecha, con guiños a la Republica (64) y lo republicano con expresiones que llevan “un eco que LIBER (T) A” (80)

            Esta tercera parte comienza con unos versos que repasan los defectos de la ley, escogiendo una metáfora de lo cotidiano señalando el cómo escapar de las normas que producen molestias (53) para terminar con un poema sobre el campamento dignidad, símbolo de las reivindicaciones libertarias del 15 M (91). 

            Hay que resaltar de forma especial, que la mayoría de los poemas de esta última parte tienen un final ético- político que no deja indiferente. Quizás sea esto, lo antipoema que rompe con la lírica al uso, y que Eladio es capaz de traer al papel- sin animo panfletario- para que no perdamos la perspectiva de lo que sucede en este país, y como una prolongación de lo que, hace años, sucedió. “Haces poemas-dice- para que no olvidemos, / para que todos sepan de dónde se amamanta/ el dolor de (los) tus versos” (78).

            En estos poemas de la tercera parte, como una especie de volcán en erupción, saltan los versos con un yo omitido o en presente, dirigidos a un interlocutor/es ante el que quiere plasmar y poner de relieve el valor de las cosas (59), las reformas injustas de los gobiernos, la represión, (62), los desahucios, que no se pronuncia delante de quien lo sufre (66ss), o doliéndose de las mujeres violentadas y violadas, como un suceso inaceptable humanamente (79). Sí, la última parte tiene esa carga de versos antipoéticos con:

            - preguntas, casi un ruego, a un tú lírico y muerto con un dime cómo se ve desde ese lado de la luz la lucha por la dignidad (84).

         - anécdotas que reflejan el sentir popular sobre actitudes paradójicas de los que se dicen hombres de bien, servidores de la patria y religiosos y que ponen a su reguardo lo que otros dan como limosna “pillándose los dedos de una mano-dice el poeta-cerrando la puerta de su caja fuerte” (57), o degustando “con intensa avidez…los derechos del pueblo / y sise atragantan-dice con ironía-los hacen pasar con un buen trago de sudor asalariado…” (72).

            - un recuerdo a los diferentes: Lorca, el Che, Víctor Jara víctimas de la intolerancia (80).

            - un grito, siempre es un grito, dirigido a un “vosotros” que sabotea, cercena esperanzas y asesinan infancias (68).

            -un deseo inquietante y esperanzado (87).

            Este libro, La memoria encendida, es como una llamada de atención para no des-memoriarnos y mantener la llama de lo que se ha conseguido en este país de justicia y dignidad a costa del sufrimiento de muchos. Es, también, una llamada a la solidaridad y a trabajar juntos.  Sí, juntos, acentuando el plural del nosotros frente a un vosotros que duele.


            Gracias, Eladio, por este expresar- sin caer en lo panfletario-hasta los sentimientos más rabiosos en un libro como este. Gracias por venir y compartir con nosotros estos sesenta y cuatro poemas de La memoria encendida.


1 comentario:

Sergio Bedmar Castillo dijo...

Hoy he acompañado a mis amigos Eladio y Mari a la presentación del poemario de Eladio Méndez: "La memoria encendida". Versos donde la calidad poética del autor se esmera en remover conciencias. Han sido unas horas entrañables que han transcurrido como en un suspiro. Tengo que agradecer a la Tertulia Página 72 su amabilidad y bien hacer. Es un grupo que destila una energía muy agradable. Un grupo de personas en cuyas opiniones se advierte un gran respeto hacia el autor y su obra y una gran preparación intelectual. Buena organización y mucha calidez. Uno se siente allí como en casa.

Ana Mª Castillo Moreno